El diseño holístico que caracteriza nuestras creaciones consiste en pensar primordialmente en los usuarios finales, por encima de la arquitectura, el paisajismo o el interiorismo. Va más allá de los límites del propio diseñador. El diseño holístico no solo piensa en el huésped sino también en su circunstancia, en si los clientes están de vacaciones, trabajando, solos, en pareja o con la familia.
Cuando un usuario selecciona un hotel para su estadía, lo escoge al verlo en una página web o por recomendación de un amigo. Pero al llegar al hotel, al atravesar el lobby y desplazarse por sus aéreas públicas va construyendo su propia experiencia vivencial. Esta imagen sensorial transciende todas las facetas del diseño. No distingue entre paisajismo, arquitectura, interiorismo, acústica, iluminación y tantas otras disciplinas. El usuario se limita a sentirse a gusto o no. Nuestra meta a la hora de diseñar un hotel es que conecte emocionalmente con el espacio.
Si lo analizamos fríamente, la experiencia de un usuario de hotel, la mayor parte de las veces ocurre solo en su interior. Los hoteles alquilan primordialmente sus espacios interiores y, por ello, consideramos que el interiorismo es clave para el éxito de este negocio. Sin quitar importancia a la arquitectura ya que, si es mala, puede limitar considerablemente la espacialidad interior.

Cómo funciona un hotel
Es importante recordar que, cuando diseñamos un hotel, no solo estamos proyectando las zonas que ocupan los huéspedes, sino también las dedicadas al personal. Si realizamos un diseño interior funcional donde el personal se encuentra cómodo, el servicio será, sin duda, mejor. Esto es muy importante a la hora de dimensionar y ubicar bien los espacios de cocinas, lavandería, almacenamiento, oficinas, etc. Para ello, comprender cómo funciona y opera un hotel es fundamental. Existen diseños de interior que pueden resultar muy vistosos, pero que, por varias razones, condicionan negativamente al servicio provocando su fracaso.

Un espacio que se transforma
El interiorismo no es una actividad meramente estética (la decoración es la disciplina que se ocupa de ello). La clave para crear conceptos de éxito es concebir un interior teniendo en cuenta la demografía de los usuarios, el tipo de hotel, la cadena hotelera y sus modus operandi. Hay hoteles más o menos bonitos, pero, a la larga, nuestros clientes, sus dueños, buscan proyectos que trasciendan las modas y sean exitosos.
Por último, los hoteles valoran mucho que los espacios se puedan adaptar a distintas circunstancias. Ya sea a la siguiente pandemia, a un evento especial como una olimpiada, un mundial o un invierno muy frío, es importantísimo crear espacios interiores extremadamente flexibles que se acomoden a dichas circunstancias. Uno de los pilares de nuestro diseño es que permite a un espacio transformarse a lo largo del tiempo. Puede pasar de ser un restaurante a una sala de reuniones, o a un spa. El interiorismo flexible y polivalente es clave a la hora de diseñar un hotel en el siglo XXI.

Diego Gronda es fundador y director creativo de Studio Gronda. Ha creado exitosos ambientes en hoteles, resorts, spas y restaurantes y ha desarrollado identidades para nuevas marcas de hoteles de todo el mundo.