El arquitecto Ignacio Quemada y el estudio de interiorismo Isabel López Vilalta + Asociados rehabilitan una casa solariega del siglo XVI en la localidad riojana de Briones. El resultado es Santa María de Briones, un hotel íntimo y acogedor que reivindica activamente la fascinante herencia depositada en las piedras y maderas originales.
La intervención en este pequeño hotel consiste en la rehabilitación de una casa solariega del siglo XVI en el pueblo medieval de Briones. En un enclave privilegiado, en lo alto de un cerro y rodeada de viñedos, se encuentra esta pequeña población riojana de setecientos habitantes. El arquitecto Ignacio Quemada ha dirigido el largo proceso de rehabilitación y el equipo de Isabel Lopez Vilalta colabora en el proyecto de interiorismo.
Piedra, madera y teja son los materiales originales de la casona
La casa solariega original estaba construida con tres materiales: piedra, madera y teja. Estaba apoyada sobre la roca madre del cerro, fundiéndose con esta como la propia muralla. En su decadencia, las fachadas de piedra hacia el patio se derrumbaron y fueron mal reconstruidas con ladrillo.
Como consecuencia del uso agrícola y ganadero que tuvo la casa durante siglos, la madera de la estructura se encontraba en muy mal estado. Además, la escasa altura libre de dos de los pisos hacía imposible la rehabilitación para su nuevo uso. Por estos motivos, se afronta el vaciado de la casa y la sustitución de toda la estructura de madera, manteniendo y restaurando las fachadas de sillería de piedra y muchos de los muros interiores.
La muralla medieval del pueblo rodea el patio del hotel
Para poner en valor el carácter histórico del edificio, toda la nueva estructura se construye también con madera, quedando a la vista siempre que es posible, como la estructura original. Los tejados son también de madera. Destaca el del volumen principal, que se levanta por encima de las fachadas de sillería dejando una franja acristalada para las habitaciones más altas. La nueva estructura resulta fundamental para la arquitectura del edificio. No es solo el armazón que lo sostiene, sino también la trama que, al quedar vista, configura junto con la piedra su imagen exterior y la de sus espacios interiores, siendo decisiva en la definición de su carácter.
Para alojar la escalera de servicio, la cocina y otros espacios auxiliares, se adosan a la casa de piedra dos volúmenes, uno horizontal y otro vertical cuyas fachadas, revestidas con listones de madera de alerce oscurecida, sirven como contrapunto actual a la rotundidad del volumen pétreo de la casa solariega.
La muralla medieval del pueblo rodea el patio del hotel creando el núcleo sobre el que giran las zonas comunes y parte de las habitaciones. En la planta baja, se encuentra la recepción con la comunicación vertical hacia las habitaciones. Justo enfrente del acceso, están la sala de estar y la biblioteca con una gran chimenea, volcada al patio. Se accede al restaurante, desde el cual se puede divisar parte de la cocina, y que también está volcado al patio.
Se equilibra el pasado medieval con la tecnología contemporánea
Este comedor da acceso, por un lado, a un antiguo lagar dónde se pisaba la uva, ahora convertido en un reservado y, por otro lado, a uno de los dos accesos del calado, antiguamente usado para la elaboración y conservación del vino. El calado se ha convertido en un comedor informal con cocina de parrilla propia.
El hotel consta de tres plantas; las dos primeras albergan seis habitaciones cada una y la tercera tiene cuatro habitaciones abuhardilladas. Cada una de las dieciséis habitaciones mantiene una estética diferente. Algunas de ellas disfrutan de vistas al Ebro, otras a la muralla que rodea el patio y otras al campanario y al pueblo.
La intención, a la hora de abordar el proyecto de interiorismo, es buscar el equilibrio entre conservar el pasado medieval y actuar de manera contemporánea. Se crea, así, una atmosfera de confort que resulta íntima, elegante y acogedora.
La materialidad de los espacios
Ignacio Quemada e Isabel López Vilalta utilizan materiales nobles de origen natural. La madera estructural teñida de color marrón muy oscuro contrasta con el parqué que reviste el pavimento y los armarios. Estas maderas, a su vez, contrastan con la piedra clara utilizada en los baños como material predominante.
En los pasillos de acceso a las habitaciones se aprecia una mezcla de texturas de elementos lineales de diferentes materiales como el hierro, la madera e incluso la moqueta. Estos crean un diálogo entre ellos que, salpicados de manera discreta de la laca brillante en las puertas de cuatro colores, configuran una rica y singular estética.
El tratamiento de los materiales se mantiene en las zonas comunes como en el resto del hotel, añadiendo el hierro en los paramentos verticales para enfatizar y poner en valor la piedra medieval además de albergar una luz indirecta que la resalta. Como colofón, el pavimento de la recepción, el patio y el calado es una reinterpretación del pavimento original de piedra de canto rodado
Ficha técnica:
- Hotel Santa María de Briones, Briones, La Rioja
- Arquitectura: Ignacio Quemada Arquitectos.
- Equipo de arquitectura: gnacio Quemada, Ibon Perez Murguiondo, Jonathan Chanca, Iñigo Irureta, Alaitz Arsuaga.
- Proyecto: Isabel López Vilalta + Asociados.
- Equipo: Isabel López Vilalta + Asociados, Silvia Casbestany.
- Estructura: José Alberto Palomino Bueno, Egoin.
- Instalaciones: Ingeniería Cruz Marqués.
- Arquitectos técnicos: Arturo Andrés Jiménez, Eduardo Ruiz Benito.
- Arqueología: Qark.
- Contratista: Evalarra.
- Mobiliario: ILV+A, Punt Mobles, Expormim.
- Iluminación: Flos, Vibia, Santa&Cole
- Texto: Alex Cienfuegos
- Fotografías: Del Rio Bani