Las puertas correderas empotradas son una excelente solución para ahorrar espacio en una estancia. Se adaptan a contextos muy diferentes y, además, las versiones de grandes dimensiones dan al ambiente un toque actual, transformándolo en un espacio abierto. La clave de este recurso singularmente útil es el premarco empotrado.

Las puertas correderas, a diferencia de las abatibles, permiten recuperar el espacio que ocupa el radio de apertura de la puerta y ofrecen un ambiente más amplio, acogedor. Liberada del estorbo de las puertas abatibles, la estancia recupera un espacio que puede resultar fundamental cuando las dimensiones son reducidas y permite amueblar mejor los espacios. Un recurso esencial en habitaciones de hotel.
Las correderas pueden tener una abertura de hasta cuatro metros de ancho
Las puertas correderas pueden ser instaladas a la vista o bien ocultas. En el primer caso, la apertura de la puerta se realiza haciéndola correr a lo largo de la pared. En el segundo caso, la puerta se esconde dentro de la pared mediante un sistema que se conoce como contramarco. Se trata de un cajón metálico ubicado en el interior del paramento que aloja la puerta y permite que se esconda dentro de la pared cuando está abierta.
Ambas soluciones resuelven un problema de espacio, pero la empotrable permite también liberar la pared por la que corre la puerta y ofrece más posibilidades de aprovechamiento. Además, según el tipo de contramarco que se utilice, se puede obtener gran cantidad de aperturas.
El contramarco: qué es y cómo funciona
El contramarco o armazón para puertas correderas empotrables es una estructura metálica que permite que la puerta desaparezca en el interior de una pared, tanto de obra como de placas de yeso. En algunos países se conoce como falso perfil.
El contramarco está compuesto por una caja que se coloca en el interior de la pared, un sistema corredero (una guía) colocada en la parte superior que permite que la hoja se esconda en la pared y un montante vertical sobre el que bate la puerta al cerrarse. Un contramarco de calidad debe respetar determinados requisitos de fiabilidad y durabilidad.
Robustez: el contramarco tiene que ser tan resistente como la pared y tiene que permitir el mantenimiento sin afectar al muro.
Fluidez y ligereza en el movimiento de la puerta: los carros y la guía tienen que permitir un movimiento fluido y ligero y tienen que poder sustituirse fácilmente en caso de sufrir daños;
Garantía de asiento del movimiento de la puerta sin flexiones de la chapa del contramarco que podrían crear dificultades de apertura.
No crear grietas en el enlucido. Como forma parte de la pared, el contramarco no debe alterar el aspecto y la textura de esta.
Facilidad de instalación y mantenimiento. Un contramarco debe ser fácil de montar e instalar incluso por parte de personal no experto. Las intervenciones para el mantenimiento o la instalación de accesorios más tarde deben ser posibles sin afectar la estructura de la pared.




