Paloma Hernaiz y Jaime Oliver dirigen OHLAB, oficina radicada en Palma de Mallorca dedicada al análisis urbano y la investigación cultural a través de la práctica del diseño, la arquitectura y el urbanismo. Sus directores nos explican las ingeniosas estrategias que les permiten convertir un palacete histórico en un hotel con todas las comodidades y el encanto de la autenticidad.
¿Cómo se conjugan la esencia histórica y la sostenibilidad en un proyecto de rehabilitación?
Esto es algo que hemos tratado en proyectos como el de Can Bordoy, pero también en otros como el reciente complejo residencial Can Santacilia. Empezamos con un estudio exhaustivo del edificio, previo a la intervención, que analiza el contexto histórico, los materiales originales y la intención del diseño. Este análisis nos ayuda a identificar las áreas de mejora para aumentar la eficiencia energética, respetando las características históricas. Identificamos las zonas de pérdida de energía, para mejorarlas mediante estrategias de aislamiento, sellado y otras medidas de eficiencia energética que sean mínimamente invasivas en el tejido histórico del edificio.
¿Cuál es la esencia de un espacio de hospitality actual?
Lo más importante es conseguir una experiencia diferencial y memorable. Esto implica diseñar espacios únicos, auténticos y que reflejen la cultura, la historia y el entorno incorporando materiales, colores, texturas y patrones locales.
Los huéspedes buscan experiencias auténticas, envolventes, lo que significa que el diseño de hostelería debe ser honesto y reflejar el contexto. Esto puede implicar la conservación de edificios históricos o la incorporación de la artesanía y producción tradicional.
En algunos casos, la tecnología desempeña un papel fundamental a la hora de mejorar la experiencia de los clientes. Hay que implementar dispositivos y sistemas inteligentes que ofrezcan servicios personalizados eficientes. Además, el diseño sostenible es cada vez más importante en hospitality. Debemos diseñar edificios que utilicen fuentes de energía renovables, minimicen los residuos y reduzcan la huella de carbono, manteniendo al mismo tiempo un alto nivel de confort y lujo.
En general, la creación de un sentido del lugar, la autenticidad, la sostenibilidad y la integración de la tecnología, manteniendo la flexibilidad y la adaptabilidad, son la columna vertebral del espacio hospitality actual desde la perspectiva de la arquitectura y el diseño.
¿Cómo se afina el interiorismo a la experiencia deseada del huésped?
Diseñar los interiores de un hotel es fundamental para crear una experiencia excepcional para los huéspedes. Empezando por el lobby, que marca el tono de la experiencia ya que genera una primera impresión. Tenemos muy en cuenta los colores, la iluminación y un mobiliario adecuado para cada espacio. Utilizamos una combinación de luz natural y artificial para crear áreas cómodas y acogedoras. El mobiliario debe ser cómodo y funcional y, al mismo tiempo, estar en consonancia con el estilo y la estética general del hotel.
Los pequeños detalles, los acabados y la cuidada selección de materiales son clave, como los mecanismos, la grifería de los baños, elementos como espejos o elementos programáticos que ayuden a mejorar la distribución espacial.
¿La idiosincrasia de la arquitectura mallorquina influye en vuestro trabajo?
Por supuesto, es algo que influye de forma directa en muchos de nuestros proyectos. Empezando por el uso de materiales y técnicas de construcción tradicionales como la piedra de Binissalem o Santanyi, o la madera y la cal en las paredes. También incorporamos otros elementos tradicionales como las persianas mallorquinas de madera, los toldos, piezas de cerámica o tejidos típicos de la isla.
El clima mediterráneo de Mallorca ha dado forma a la arquitectura vernácula, los patios interiores, calles estrechas y muros gruesos. Todo ello se diseñó para mitigar el calor y crear ambientes confortables. Estos mismos principios de diseño tradicional son una influencia en lo que hacemos hoy.
Además, la cultura mallorquina tiene un profundo respeto por el entorno natural.
Esta ética siempre ha sido una inspiración para nuestro estudio a la hora de crear edificios que sean sensibles al entorno y reflejen un sentido del lugar. En Mallorca, los espacios funcionales para la vida en comunidad y la interacción social son muy importantes. Por ejemplo, los patios mallorquines de las antiguas casas señoriales, que fomentaban la interacción y la socialización. Trabajamos con estos principios para crear espacios funcionales que fomentan el compromiso social y la vida en comunidad. Como en Can Bordoy, donde el patio es un espacio esencial, o en Can Santacilia, donde los espacios comunes son los pilares del proyecto.
¿Qué dificultades ha entrañado realizar el edificio Passivhaus más alto de Baleares?
Intentamos sacar el máximo partido al sol. La fachada formada por paneles correderos de lamas de madera funciona como filtro solar creando un cambiante juego de luces y sombras en las viviendas que permite aprovechar el sol de forma eficiente todo el año. Se trata de un velo orgánico, permeable y cambiante, reflejo exterior de su vida interior. Un filtro solar optimizado que se adapta a las necesidades climatológicas y que encuentra sus raíces en la tradición de las pérgolas y persianas mallorquinas.
Como el edificio es de una altura considerable, para minimizar pérdidas de energía, tuvimos que asegurar una envolvente térmica adecuada. Además, existía la posibilidad de que se produjeran fugas de aire, lo que podría haber comprometido la eficiencia energética del edificio. Prestamos especial atención al sellado de la envolvente para garantizar que se cumplían las normas.
Por otra parte, el edificio requería un sistema de ventilación para suministrar aire fresco a todas las plantas, recuperando el calor del aire saliente para minimizar la pérdida de energía mediante aerotermia. Desarrollamos un diseño que combina la evapotranspiración de un patio interior con ventilación cruzada, lo que permite refrescar las viviendas en verano de forma natural.
En definitiva, tuvimos que realizar un ejercicio de equilibrio para garantizar la eficiencia energética, sin dejar de lado la integridad estructural del edificio y ofreciendo el máximo confort y calidad de vida para sus ocupantes.
El estudio Ohlab ha recibido muchos galardones. ¿qué supone para vuestro trabajo?
No creemos que nuestro trabajo sea mejor por haber recibido premios. Los reconocimientos nos animan a seguir con el trabajo diario con ilusión y son muy positivos para nuestros clientes comerciales. Algunos de ellos aportan mucho valor añadido para ellos, ya que se aprovecha el impulso mediático que generan. Nuestro mejor premio es la satisfacción de los clientes y usuarios de cada proyecto.
¿Qué clase de proyecto os gustaría afrontar?
Somos un estudio multidisciplinar. Trabajar en una gran variedad de tipologías arquitectónicas y de diseño es una de las características de OHLAB. Aunque es cierto que estamos muy cómodos en proyectos de hospitality, siempre que nos permitan desarrollar nuestra visión y narrativa arquitectónica, también nos encantaría proyectarnos hacia el mundo del retail, sin dejar de lado la arquitectura residencial, unifamiliar o plurifamiliar, y otras tipologías comerciales como oficinas o espacios culturales.
¿CÓMO SE RECREA LA SENSACIÓN DE HOGAR EN UN HOTEL?
Can Bordoy es un proyecto que hemos tratado como si fuera una vivienda. Es un edificio histórico del siglo XVI. Después de la intervención, mantenemos su esencia, confiriéndole un carácter de historia y grandeza. Los interiores han sido cuidadosamente diseñados con una mezcla de elementos contemporáneos y tradicionales, cuidando siempre la escenografía. Cada habitación es única y está decorada con muebles antiguos y obras de arte que generan sensación de calidez e individualidad.
El hotel incorpora elementos naturales como plantas, madera y piedra. Esto añade calidez y textura. Los espacios se tratan como si fuera una vivienda. En lugar de un lobby, diseñamos el recibidor de una casa, en lugar de un restaurante, un comedor. También hay salones, dormitorios y despachos que emulan los de un hogar. La idea es mantener el carácter residencial en todo el edificio.
Desarrollamos algunas estrategias arquitectónicas como intervenciones contemporáneas en diálogo con el edificio existente. Grandes cortinas de terciopelo camuflan los nuevos baños creando un juego escenográfico donde el baño pasa a ser escenario de la habitación y, en lugar de esconder este elemento, se celebra su uso. Paredes de espejo esconden elementos sanitarios como inodoros y duchas devolviendo con el reflejo el tamaño que estos elementos han robado y, de paso, enfatizando la contemporaneidad de estos nuevos usos. En la planta baja, un corredor verde de vegetación invade los comedores conectando el jardín con el patio de entrada y la calle.
Can Bordoy, Palma de Mallorca
En 2019 abrió Can Bordoy, una reforma integral de un edificio histórico en hotel boutique, que recibió atención internacional y más de 20 premios de diseño. Uno de los elementos más característicos es el jardín, no sólo por su tamaño sino por la riqueza y antigüedad de la vegetación existente. Gracias al nuevo uso del edificio se puede visitar este jardín a través de la terraza abierta de la cafetería. El proyecto procura mantener las trazas del pasado, el ambiente romántico y decadente.
Se ha utilizado una paleta de materiales sencilla y respetuosa con la construcción existente como morteros de cal, enlucidos tradicionales de estuco y piedras nobles. En la entrada un fino espejo, deformado por la estructura de una escalera imposible de reproducir hoy en día, refuerza la estructura y enmarca al usuario como nuevo protagonista. En el recibidor, un techo de espejo camufla las instalaciones y duplica la altura del bar y del terciopelo que lo envuelve. En el patio de la escalera, el lucernario cenital se inunda de agua convirtiéndose en una pequeña piscina.
El mobiliario es una parte importante del proyecto. La cama, con sus mesitas y cabeceros acabados en madera de nogal y terciopelo, y equipada con lámparas y pulsadores de latón envejecido, configura un espacio delicado que contrasta con la textura inacabada de las paredes y techos. El mueble bar es otro delicado elemento de confort que integra nevera, snacks, escritorio extensible, iluminación exterior y un equipo de sonido incorporado. Las piezas de anticuario conviven con muebles de GTV Thonet, Baxter, Moroso, Artemide, Norr, Santa & Cole y con muebles diseñados por OHLAB para Can Bordoy.
Fotografías: José Hevia.
- OHLAB
- Dirección: Paloma Hernaiz y Jaime Oliver
- Manuel Guasp 6A
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