Pasillos vacíos, escaleras despobladas, aulas escolares en época estival… los espacios liminales son reales y, a la vez, una construcción de nuestra mente. Son lugares de tránsito, entre lo vivido y lo soñado, donde la arquitectura se roza con nuestras resonancias más profundas. Puede parecer que el interiorista debe evitarlos, pero debemos saber que resultan altamente fascinantes.
El espacio liminal es un concepto que se ha popularizado en los últimos meses y lleva camino de convertirse en tendencia en el mundo de la arquitectura y el interiorismo. Espacio liminal se puede definir como un espacio de transición, un umbral o área de transformación. De hecho, la etimología de la palabra proviene del latín “limen” que significa umbral. En cierto modo, se puede identificar con los “no lugares” o terceros espacios que se definieron hace años en el ámbito del urbanismo.
Los No Lugares
No lugar es un concepto creado por recientemente fallecido antropólogo francés Marc Augé, quien lo define como un espacio intercambiable donde el ser humano permanece anónimo. Se trata, por ejemplo, de medios de transporte, grandes cadenas hoteleras, supermercados y áreas de espera y descanso. El término es un neologismo introducido por Augé en su obra de 1992 “Los no lugares, espacios del anonimato: una antropología de la sobremodernidad”. La percepción de un espacio como no lugar tiene, sin embargo, un componente subjetivo y ahí es donde resulta especialmente afortunado el término liminal, más amplio por sus connotaciones psicológicas.
Todos experimentamos, a veces, la sensación de extrañeza que producen algunos espacios donde nos sentimos diferentes, fuera de lugar o incómodos. El espacio liminal podría ser un espacio físico que experimentamos o un fenómeno mental que imita la experiencia de estar en ese lugar.
La liminalidad puede ser tanto un estado de la mente humana como una zona en particular. De hecho, los lugares que traspiran una sensación de liminalidad son aparentemente normales en lo que respecta a su estructura. Es el contexto que les damos en nuestras mentes lo que los vuelve inusuales.
Ejemplos de espacios liminales
El hotel es una buena fuente de generación de espacios liminales. Las escaleras y los ascensores son como un pasillo a otros lugares y cuando están vacíos pueden resultar inquietantes.
Los pasillos de los hoteles son también zonas de paso intermedias. Durante el día, cuando nos cruzamos con otras personas, son áreas normales. Por la noche, sin embargo, puede parecer que el espacio se ha cerrado y generar sensación de estar fuera de lugar. Los espacios desconocidos suelen tener más cualidades liminales que los que vemos regularmente. Otros espacios típicamente liminales son los edificios públicos o escuelas cuando están vacíos, los aparcamientos, los grandes almacenes, los edificios abandonados, los aeropuertos, los pasadizos subterráneos, las estaciones de metro… los ejemplos de espacios liminales son infinitos y todos apelan a la sensación de desasosiego que nos provocan.
Arte y liminalidad
Cuando nos encontramos con imágenes que representan espacios liminales, a menudo, es difícil explicar lo que percibimos. Es inquietante ver un pasillo de supermercado por la noche o una calle vacía a una hora extraña. La ausencia de personas en estas imágenes nos hace preguntarnos si estamos viviendo en esta realidad alejada de la naturaleza y sus elementos. Incluso en espacios familiares como hogares, escuelas y oficinas, podemos sentir esta extraña amplitud que nos desconecta de la realidad de la vida.
El arquitecto y fotógrafo holandés Bas Princen trabaja retratando espacios liminales. Edificios que parecen estar en ruinas o en proceso de construcción que no sabemos a dónde nos pueden llevar. Su trabajo se exhibe en pantallas gigantes y en lugares idóneos para crear la experiencia apropiada.
Entre la práctica y la teoría
“Los espacios que diseñamos están intuitivamente conectados con historias que hemos vivido, que hemos escuchado de otros y que nos hemos imaginado a nosotros mismos”. Lo afirma la arquitecta y escritora Chiara Dorbolò en su libro “Liminal Places: Seven Spatial Stories to Return Home”.
Sigmund Freud habló de lugares que nos dan sensación de familiaridad, pero, al mismo tiempo, nos hacen sentirnos perdidos. Las imágenes liminales a menudo tienen suficientes detalles para que sepamos qué y dónde podrían estar estos espacios, pero uno no podría reconocer la ubicación exacta del espacio dado. Podría estar en cualquier parte y en ninguna.
En la Bienal de Venecia, los directores del estudio de Shanghai Neri & Hu presentan una exposición dedicada a la liminalidad en arquitectura. La definen como una especie de umbral, un escenario para eventos transitorios y fronterizos que instigan el cambio y desafían el statu quo. A través de modelos, dibujos y películas, Neri & Hu proyectan la liminalidad como una zona entre la práctica del diseño y la exploración teórica.
Según Lyndon Neri, los arquitectos han sido condicionados a confiar en las visualizaciones tradicionales a base de secciones, alzados y dibujos para comprender un modelo a escala real. “Pensamos: ¿qué pasa si comenzamos a cortarlos y abstraerlos para darles una nueva comprensión? Quizás a través de esa liminalidad, ese espacio intermedio que no es ni concreto ni abstracto, encuentras la curiosidad intelectual”.
El lado brillante de lo liminal
Todo lo que hemos descrito respecto al fenómeno de los espacios liminares tiene una indudable pátina de inquietud, por no decir de terror al más puro estilo de las películas de la Hammer. Sin embargo, durante la etapa del confinamiento la comunidad LiminalSpace de la plataforma Riddit pasó de quinientos suscriptores a los seiscientos mil que tiene en la actualidad. ¿Qué ha ocurrido?
Según Madelyne Xiao, colaboradora de The Newyorker, “al forzar una confrontación con estas prosaicas arquitecturas de pasaje, las imágenes del espacio liminal imbuyen lo familiar con una espeluznante surrealidad. Deben gran parte de su atractivo a su encuadre y la falta de presencia humana, que borran el contexto e invitan al espectador a poblar la imagen con sus propios recuerdos de escenas comparables”.
Los espacios liminares gozan de un poder de fascinación evidente. Podríamos pensar que su atractivo, precisamente, radica en el contraste con el ruido visual que genera nuestra sociedad. En el anhelo de soledad y paz individual que resulta cada vez más difícil colmar. Otras teorías podrían habar de sensaciones fuertes, de experiencias únicas o, simplemente, de un poder de seducción parecido al vértigo que produce el abismo.
Estacionamientos, gasolineras y centros comerciales
Los miembros de r/LiminalSpace tienen predilección por los estacionamientos, las gasolineras, los centros comerciales muertos, los Kmarts cerrados, las pinturas de Edward Hopper y David Hockney.
Timothy Carson, creador del Liminality Project, atribuye el atractivo de una imagen del espacio liminal a nuestro deseo de examinar las texturas pasadas por alto de la vida cotidiana. “Al hacerlo nos dejamos sumergir en el océano del espacio liminal”. Carson imparte un seminario sobre liminalidad en la literatura en el Honors College de la Universidad de Missouri. También es cofundador de Guild for Engaged Liminality y ha escrito tres libros sobre el tema. Según Carson, las imágenes más extrañas del espacio liminal son aquellas que aprovechan un recuerdo enterrado hace mucho tiempo de una escena similar, o tienen suficientes características reconocibles para que nuestras mentes, en sintonía con alguna gestalt, llenen los espacios en blanco. “Creo que es por eso que los espacios liminares producen una vibración”.
Referencias
Marc Augé: “Los no lugares, espacios del anonimato: una antropología de la sobremodernidad”. (Gedisa, 2004)
Bas Princen. Obra artística.
Chiara Dorbolò en su libro “Liminal Places: Seven Spatial Stories to Return Home” (Onomatopee, 2022).
Neri & Hu Design & Research Office, Liminality. La Biennale de Venezia.
Reddit. Liminal Space Community (666.000 miembros)
Texto: Marco Brioni